jueves, 18 de octubre de 2012

En el filo de los hechos

Cuarta entrada

7 de agosto
11:45 p.m.
Mi estancia en Abakán ha sido breve, pero siempre es un gusto visitar Kazajistán. Pude conseguir cierta sustancia con un medico, cuyas bajas pasiones un día seguro matarán. Aún así sé que no he perdido el toque. Esta noche, espero que el sueño me invada sin perezas.
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31 de octubre
8:00 a.m.
Mañana será un día muy interesante. Los chicos se disfrazarán y pedirán dulces por la noche simulado ser muertos que caminan, divertida  la analogía.
Me parece que he esperado lo suficiente, pero debo de ser prudente hasta el punto máximo. Ella irá a una fiesta de disfraces. Es en el 34 de la calle  de Saint Belice.
Me encantan los disfraces. No hay humano sin mascara, pues les encanta ponerse  una en este día. Una con la cual el mundo vea y no perciba. Yo he llevado el disfraz de humano mucho tiempo. Mañana seré otra cosa y pasado otra. Para de nuevo regresar a esta mascara.
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13 de noviembre
3:35 a.m.
Ella sale de la escuela a las 14:30 horas. Toma el trayecto de la calle Heliotropos hasta Cerezas y da vuelta a la izquierda para despedirse de Clariss y Brenda, dos de sus amigas del colegio. De ahí camina aproximadamente 30 metros sobre la calle Clavelinas antes de llegar de nuevo a la avenida y tomar el autobús. ¡Ahí es el punto exacto! .Rentare un carro, para llevarla, así evitare las preguntas de la policía por un tiempo.
5:00 p.m.
Ha subido a mi auto sin dudarlo, y la calle estaba convenientemente sola. No ha sido fácil que no intentase gritar cuando puse el pañuelo con  tricloroetileno en su rostro, pero no ha durado mucho la lucha. Estoy segura de que nadie la escuchó. Ahora mismo está atada al diván del sótano. Le he confeccionado un vestido que resalta su tono de piel. El blanco siempre es hermoso en una delicada criatura.
10:00 p.m.
No ha querido comer, y ha mordido mi mano cuando intenté darle un bocado. Me parece que un tiempo en el sótano le hará re valorar la situación en la que está, pues ahora es mía. Eso no cambiará, ya no.

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14 de noviembre
9:00 a.m.
Su madre ha venido a mi casa a preguntar si no había sabido algo de Sasha. Le he ofrecido un té para calmar sus nervios. Estoy segura de que Sasha vio sus zapatillas en el pórtico, pues hay una rendija antes de llegar a la puerta. Me gusta imaginar su rostro lleno de desesperación  al ver partir a su madre con lágrimas en los ojos. 

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